jueves, 29 de mayo de 2014

COLD DAY IN THE SUN

Fue un día de semana pasado el mediodía, yo había cocinado para el almuerzo una especie de guiso de arroz similar a los que cocinaba mi abuela. El día estaba un poco fresco pero el sol brillaba muy fuerte. Después de comer salimos a la calle y mientras caminaba la sensación del sol y el aire frío en la cara me recordaron directamente a mi infancia. No porque haya recordado algún hecho concreto de esa época, no era eso. Era un sentimiento, un sentimiento que había tenido en miles de tardes de invierno cuando era un niño. Una mezcla de los sabores del almuerzo, el aire frío, el sol cálido y la sensación de que había mucho por delante y de que nada de lo que estaba en el futuro era predecible, rutinario u obvio. Un sentimiento mezcla de esperanza y temor tan familiar y olvidado por tantos años, enterrado en lo profundo de la rutina y el tedio. Ahora renacido, en una vida sin horarios, sin certezas, en blanco, llena de esperanzas y temores.

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