miércoles, 16 de enero de 2013

EL FIN DEL MUNDO

Dijeron que era el fin del mundo. No hubo una explosión, ni un diluvio. Ni incendios ni pánico en las calles. Pero no era el fin de la humanidad sino el fin de las cosas, no se trataba de un final abrupto y violento sino más bien gradual, lento, sutil. Habían pasado doce fechas en las que anunciaron el fin y en cada uno de esos días algo perdió su esencia, por eso ahora había frutas que ya no tenían sabor o estaciones que duraban apenas semanas. Una a una, cada cosa tendría su pequeño Apocalipsis.